No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal, no os apartéis de seguir al Señor, sino servid al Señor con todo vuestro corazón. No os debéis apartar, porque entonces iríais tras vanidades que ni aprovechan ni libran, pues son vanidades. (1 Samuel 12:20-21).
Los israelitas tuvieron temor y arrepentimiento cuando se dieron cuenta de que habían pecado al exigirle a Samuel que les diera un rey. Pero luego llegaron las buenas noticias: «No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal, no os apartéis de seguir al Señor, sino servid al Señor con todo vuestro corazón. No os debéis apartar, porque entonces iríais tras vanidades que ni aprovechan ni libran, pues son vanidades» (1 Samuel 12:20-21).
Este es el evangelio: a pesar de que han pecado grandemente y de que han deshonrado terriblemente al Señor, a pesar de que ahora tienen un rey que fue pecado obtener, a pesar de que ese pecado no se puede deshacer, ni se pueden evitar las dolorosas consecuencias que han de venir, aun así hay futuro y esperanza.
¡No teman! ¡No teman!
Luego en el versículo 22 llega el gran fundamento del evangelio: «Porque el Señor, a causa de su gran nombre, no desamparará a su pueblo, pues el Señor se ha complacido en haceros pueblo suyo».